Thomas S. Monson y Frances J. Monson: Una historia amor eterno


Fue en una fiesta de 'Hello Day' en la Universidad de Utah en 1944 que Thomas S. Monson vio por primera vez a Frances Beverly Johnson, la joven que se convertiría en su novia.
Decidió que quería conocerla, pero no la vio por segunda vez hasta un mes después, en una parada de tranvía. La vio charlar con sus amigos, uno de los cuales era conocido suyo desde sus días en la Escuela Primaria Grant en Salt Lake City. Esto le dio la oportunidad de acercarse a ellos y hacer que su amigo lo presentara a Frances.
Esa noche, él la invitó a ir a una baile el fin de semana organizado por la Estaca Pioneer.


Su primera cita
Al ir a su casa a recogerla conoció a sus padres por primera vez, el padre de Frances, Franz, le preguntó al presidente Monson si su apellido era sueco. Él respondió que sí, y Franz le mostró una foto de dos misioneros. El presidente Monson reconoció a uno como el tío de su padre, Elias Monson.

Inmediatamente, Franz comenzó a llorar cuando le dijo al presidente Monson que Elias había visitado a su familia mientras vivía en Suecia. Pronto, Thomas Monson fue abrazado por la madre y el padre de Frances.

Según su biografía, sabía que había "ganado la mitad de la mano de la hija de los Johnson" al final de la visita.


Su matrimonio
 En la primavera de 1947, el presidente Monson le propuso a Frances, aunque no fue una sorpresa como él quería que fuera. Con el anillo en el bolsillo cuando pasaron por su casa, Scott, el hermano de 4 años del presidente Monson, anunció: "Tommy tiene un anillo para ti, Frances", según su biografía. El presidente Monson y su esposa, Frances, se casaron el 7 de octubre de 1948 en el Templo de Salt Lake.

Thomas S. Monson dijo acerca de su matrimonio: "Doy gracias a mi Padre Celestial por Frances, mi dulce compañera. En octubre próximo ella y yo celebraremos 60 maravillosos años de casados. A pesar de que mi servicio en la Iglesia empezó cuando era muy joven, ella jamás se ha quejado cuando he salido de casa para asistir a reuniones o para cumplir una asignación. Durante muchos años, mis asignaciones como miembro de los Doce hacían que con frecuencia me ausentara de Salt Lake City —a veces por cinco semanas— dejándola sola para cuidar de nuestros hijos pequeños y nuestro hogar. Desde que fui llamado como obispo a los 22 años, raras veces hemos tenido el lujo de sentarnos juntos durante un servicio de la Iglesia. No podría haber pedido una compañera más leal, amorosa y comprensiva".


Sus hijos
"Después de que mis padres se casaron, la mayor esperanza de mi madre era tener hijos. Tom, Clark y yo tenemos la bendición de ser sus hijos, los tesoros de mi madre ". "Cada uno de nosotros creció sabiendo que fuimos profundamente amados, y tenemos muchos recuerdos queridos" dijo su hija Ann M. Dib.

El apoyo mutuo en el evangelio
Acerca de su labor en la obra del evangelio el presidente Monson y su esposa compartieron uno acerca del otro: 
“‘Jamás ha sido un sacrificio para mí ver a mi esposo ocupado en la obra del Señor’, dice la hermana Monson. ‘Sino que me ha bendecido y ha sido una bendición para nuestros hijos. Él siempre ha sabido que si se trataba de la Iglesia, yo esperaba que hiciera lo que debía hacer’.
“El presidente Monson dijo
que el apoyo de su esposa ha sido esencial para su ministerio. ‘Nunca he oído a Frances quejarse una vez de mis responsabilidades de la Iglesia’, dice él. ‘He estado ausente muchos días y muchas noches, y raramente me he sentado con ella entre la congregación. Pero no hay nadie que se le iguale, absolutamente nadie. Me ha apoyado en todo sentido y es una mujer de fe tranquila y profundamente fuerte’” 

 El buen humor de los Monson
El profeta relató: “Hace unos años, mi adorada Frances sufrió una grave caída; estuvo hospitalizada y permaneció en coma durante dieciocho días. Yo permanecí a su lado, sin mover un músculo. Los niños lloraron, los nietos lloraron, y yo lloré. Permanecía totalmente inmóvil.
“Entonces un día abrió los ojos y yo batí el récord de velocidad para llegar a su lado; le di un beso y un abrazo y le dije: ‘Has vuelto; te amo’. Ella respondió: ‘Yo también te amo, Tom, pero tenemos serios problemas’. Pensé: ¿Qué sabes tú de problemas, Frances? Me dijo: ‘Olvidé poner en el correo el pago de los impuestos del último trimestre’.
Le dije: ‘Frances, si me lo hubieras dicho antes de que me dieras el beso y me dijeras que me amabas, tal vez te hubiera dejado aquí’” (“Abundantemente bendecidos”, Conferencia General de abril de 2008).

El fallecimiento de Frances
La hermana Frances Monson dejó su vida mortal el 17 de mayo de 2013, a los 85 años, ella falleció pacíficamente debido a causas relacionadas con la edad.

“El tributo más alto a los que han pasado por el velo no es dolor sino gratitud”, dijo el presidente Eyring. “Sus talentos eran muchos, su amor abundante, su carácter intachable y su fe inquebrantable. El presidente Monson ha dicho con respecto a ella: ‘No tuvo ninguna debilidad espiritual; no había malicia en su alma; no tenía ninguna falla en su carácter’ ”.
"Los miembros de la familia, miembros de la Iglesia, amigos y todos los que tuvieron el privilegio de conocerla mejor se entristecieron por su muerte, pero pueden hallar gozo al recordar “una gran dama y una mujer fiel de Sión”, dijo el presidente Uchtdorf.

Despues de su fallecimiento el Profeta Thomas S. Monson siguio presidiendo la iglesia viudo.
El fallecimiento del presidente Monson y su reencuentro
En 2017 El presidente Monson debido a los efectos de su edad avanzada dejó de asistir a la 2da conferencia semestral de ese año. recibiendo muchas palabras de amor y oraciones de los fieles santos de todo el mundo.
La noche del martes 2 de enero de 2018 el presidente Thomas S. Monson a los 90 años de edad, rodeado de su familia, falleció. Dejó este mundo con su obra concluida y de seguro a un reencuentro con su amada Frances, con quien en vida se selló por las eternidades.

El presidente Uchtdorf dijo acerca de ellos: 

“Millones de miembros de la Iglesia alrededor del mundo [...] vieron las fotos del presidente y la hermana  Monson en los periódicos y las revistas de la Iglesia, leyeron acerca de ellos, les observaron… “Y a través de las distancias más grandes, vieron el amor que el presidente y la hermana Monson tenían el uno al otro y el amor que tenían por todas las personas de todo el mundo”.
 
Fuentes:
Historias de propuestas de los miembros de la Primera Presidencia 
Abundantemente bendecidos
El reciente fallecimiento de Frances J. Monson 
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