El milagro de la traducción del Libro de Mormón


La traducción del Libro de Mormón que hizo José Smith es en realidad un milagro moderno.
José Smith se  crió en una zona rural de Nueva York y tenía solo veinticuatro años cuando tradujo el Libro de Mormón. Su situación económica era muy limitada y estaba muy ocupado trabajando para mantener a su esposa e hijos.

Las condiciones en las cuales traducía el Profeta no eran ciertamente ideales. Su vida estaba amenazada y el populacho trataba de robarle las planchas, por lo que se vió obligado a esconder los antiguos anales y cambiarlos varias veces de lugar (véase José Smith-Historia 1:60). No tenía telefonó, dictáfono, procesador de datos, facsímile ni máquina copiadora, ni siquiera luz eléctrica.

Tampoco había recibido instrucción escolar extensa, y con seguridad solo habría ido hasta el tercer grado de escuela primaria; sabemos que leía la Biblia en inglés, pero, según las normas del mundo, José Smith no era ni un erudito ni un teólogo, y menos aun un traductor profesional de las Sagradas Escrituras.
¿Que habilidades y talento poseía el Profeta para ayudarle en la traducción? Oliver Cowdery, que fue el escribiente principal del Libro de Mormón, dijo, hablando de la fuente del poder de traducción del profeta José Smith, que el “tradujo mediante el don y el poder de Dios, con ayuda del Urim y Tumim” (“Last Days of Oliver Cowdery”, Deseret News, 13 de abril de 1859, pág. 48).
La gran cantidad de responsabilidades que tenía interrumpían muchas veces la traducción, en ocasiones durante varios meses. No obstante, cuando estaba libre para dedicarse por entero a esa labor, la obra avanzaba y traducía de ocho a diez páginas por día; la mayor parte de la traducción del Libro de Mormón se terminó en aproximadamente sesenta y tres días (véase de John W. Welch y Ti Radiaban “Te Translation of te Book of Mormón: Basic Historical Information”, Provo, Utah: FA.R.M.S., 1986, pag. 14).

En casi mil cuatrocientos años, el Profeta fue la primera persona que leyó las palabras del Salvador tales como las escribieron Nefi, Alma, Mormón, Moroni y los demás profetas del Libro de Mormón. Su habilidad para traducir el Libro de Mormón no era nada menos que “una obra maravillosa y un prodigio” (2 Nefi 25:17).
La traducción original de José Smith al inglés, con excepción de unos pocos errores gramaticales y pequeñas enmiendas en el texto, continua siendo el mismo Libro de Mormón que utilizamos hoy día. del cual se efectúan todas las traducciones que se llevan a cabo en el mundo.
¿Podría alguien de nosotros hacer una obra similar? ¿Podría un consejo de mil de los mejores teólogos y eruditos de idiomas antiguos o de antigüedades del mundo escribir un libro similar con un valor tan trascendente y excelso?
Ninguna otra persona con una educación y en condiciones tan limitadas como el Profeta ha traducido a mano, de escritos antiguos y en tan corto tiempo, casi quinientas páginas de texto de las Escrituras. 
...El Libro de Mormón se destaca como una obra milagrosa para que el mundo la examine... En todo el mundo las personas buscan el testimonio de Jesucristo que se encuentra en el Libro de Mormón; vienen de toda nación, tribu, lengua y pueblo. Tal como se le revelo al profeta José Smith: “Los extremos de la tierra indagaran tu nombre …” (D. y C. 122:1). Y ¿por que preguntan su nombre? Porque la traducción que hizo del Libro de Mormón testifica de Jesucristo; y porque el es el Profeta de la Restauración.

- K. Dellenbach, El milagro de la Traducción del Libro de Mormón, Conferencia General, abril 1995.

Lee el discurso completo en este link: El milagro de la traducción del Libro de Mormón

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