Retrato de Emma Hale Smith. |
A
principios de julio de 1830, poco tiempo después del bautismo de Emma
Smith, José Smith dictó una revelación dirigida a su esposa, actualmente
conocida como la sección 25 de Doctrina y Convenios. La revelación se
refería a Emma Smith como “una dama elegida a quien he llamado”, y le
decía que sería “ordenada… para explicar las Escrituras y para exhortar a
la iglesia, de acuerdo con lo que [se] te indique”8.
Su llamamiento se extendió aún más cuando fue elegida presidenta de la
Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo, el 17 de marzo de 1842. En la
primera reunión de la organización, José Smith leyó la revelación de
1830 explicando que, en el momento en que fue dada, la presidenta Smith
había sido “ordenada… para explicar las Escrituras a todos, y enseñar a
la sección femenina de la comunidad”. A continuación comparó a Emma
Smith con la “señora elegida” de la que se habla en el Nuevo Testamento9.
John Taylor llamó a Emma una “madre en Israel” y le dio instrucciones
de cuidar al necesitado y ser un “modelo de virtud”, y de “presidir y
dignificar su oficio” al enseñar principios correctos10.
Aunque Emma Smith solo se reunió con la sociedad doce veces en 1842 y
cuatro en marzo de 1844, su liderazgo fue crucial para dar forma a la
organización. Las mujeres Santos de los Últimos Días no formaban
automáticamente parte de la Sociedad de Socorro en los primeros días de
la organización; se requería que enviaran una solicitud que probara su
dignidad y su dedicación a la Iglesia. Emma dirigía las tareas de
reclutamiento de miembros, fomentaba la unidad e instruía a las mujeres
en la compasión y el cuidado de los pobres. Los discursos públicos de
Emma Smith establecían un modelo para las mujeres Santos de los Últimos
Días, las cuales recurrían a la revelación de 1830 —que declaraba que su
exhortación a Emma era también la “voz [del Señor] a todos”— como
argumento para sus propios ministerios11.
La
presidenta Emma Smith dijo que vamos a hacer algo extraordinario.
Cuando un barco se atasque en los rápidos con una multitud de mormones a
bordo, consideraremos eso un llamado de auxilio16; esperamos oportunidades extraordinarias y llamamientos apremiantes…
Luego
se levantó la presidenta E. Smith y procedió a decir unas pertinentes
palabras sobre el propósito de la sociedad, sus deberes hacia otras
personas, así como los deberes de las unas hacia las otras, es decir,
salir en busca de los afligidos y darles alivio, que cada miembro debe
tener la ambición de hacer el bien, que deben ser sinceras en sus tratos
las unas con las otras, velar por la moralidad y tener mucho cuidado
con la fama y la reputación de las hermanas de la institución, etc.
[24 de marzo de 1842]
La
presidenta E. Smith se levantó a continuación y dijo que debe prestarse
una cuidadosa atención a las medidas para promover la unidad en esta
sociedad. Que cada hermana debe ser sostenida en completa hermandad.
Como sociedad, esperaba que se despojaran de toda envidia y malos
sentimientos de unas hacia otras, en caso de que tales cosas existieran.
Que nuestra conducta debía ser respetable, aquí y en cualquier otro
lugar. Dijo que se regocijaba por el panorama que veía ante ella…
La
presidenta E. Smith dijo que nadie tiene por qué tener reparos en
cuanto a los interrogantes sobre esta sociedad. No hay nada que sea
privado. Sus objetivos son puramente benéficos…, sus objetivos son
caritativos; nadie puede resistirse a contar lo bueno ni debe ocultar lo
malo. Ella esperaba que todas se sintiesen en la obligación de observar
esta norma… Dijo que era el deber de cada persona averiguar cuál es la
situación del pobre y transmitir una idea real de su estado… De este
modo debemos ayudarnos las unas a las otras…
[31 de marzo de 1842]
La
presidenta E. S. dijo que íbamos a aprender cosas nuevas. Nuestro
camino era claro. Dijo que no queríamos a nadie en esta sociedad sino a
aquellas que pudieran y fueran a caminar en rectitud, y estuvieran
decididas a hacer lo bueno…
[14 de abril de 1842]
La
presidenta E. Smith se levantó y tomó la palabra… Su deseo era hacer lo
bueno. Deseaba que todos los miembros de esta sociedad la ayudasen. Dijo
que era necesario comenzar en el hogar, extirpar todo mal de nuestro
propio corazón y advertir a quienes deseaban unirse a nosotras que
vinieran con la idea de despojarse de todo error y de unirse para
desenmascarar la iniquidad, buscarla y erradicarla. Dijo que la sociedad
tenía otros deberes que atender, aparte de ocuparse de las necesidades
del pobre. Exhortó a las hermanas a comportarse de modo que tuvieran el
honor de comenzar una buena obra y completarla, e insistió en la
necesidad de caminar de una manera que Dios aprobaría…
La presidenta Smith apeló a continuación a quienes, si estaban presentes, conocían casos de pobres que se pudieran analizar.
[19 de mayo de 1842]
La
señora presidenta continuó exhortando a todas las que habían errado a
arrepentirse y abandonar sus pecados. Dijo que las fuerzas de Satanás
estaban contra esta Iglesia. Que todos los santos debían estar en sus
puestos…
[27 de mayo de 1842]
La presidenta E. Smith se
levantó y se dirigió a la congregación. Dijo que todas deben tener
gracia para sí mismas… Recalcó la necesidad de estar unidas en hacer el
bien a los pobres…
[23 de junio de 1842]
La señora presidenta
dijo que se regocijaba al ver la creciente unidad de la sociedad.
Esperaba que viviésemos siendo justas ante Dios, entre nosotras y ante
el mundo… Dijo que no teníamos nada que hacer excepto temer a Dios y
guardar los mandamientos y que, al hacerlo, prosperaremos.
[4 de agosto de 1842]
La
señora presidenta se levantó y habló a la sociedad en cuanto a la
necesidad de estar unidas entre nosotras. Dijo que vendrán suficientes
dificultades del exterior sin promover entre nosotras contiendas,
aspereza y malos sentimientos de unas hacia otras, etc.
Podríamos
gobernar a esta generación de una manera, si no de otra. Si no por el
fuerte brazo del poder, podemos hacerlo por la fe y la oración17. Dijo que creía que, si tratamos de vivir con rectitud, no seremos movidas18.
La
señora presidenta continuó diciendo que Dios sabe que tenemos una obra
que realizar en este lugar. Hemos de velar y orar, y tener cuidado de no
agitar lo sentimientos y de no hacernos enemigas las unas de las otras,
etc.
[16 de marzo de 1844]
La señora presidenta se levantó y
tomó la palabra para hablar en cuanto a la necesidad de estar unidas y
fortalecernos mutuamente las manos a fin de poder hacer mucho bien entre
los pobres… Debemos proteger con un manto de caridad a los que se
arrepientan y no pequen más… Aconsejó a todas que se sujetasen al Libro
de Mormón y Doctrina y Convenios… También las exhortó a cuidar de los
pobres.
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